En plena campaña gruesa, la soja y el maíz enfrentan desafíos críticos. A pesar de las estimaciones optimistas de cosechas récord, la preocupación se intensifica con la ola de calor y la falta de lluvias.
Productores de la región expresan inquietudes sobre el posible impacto en la cosecha. Ariel Bianchi, ingeniero agrónomo en San Nicolás de los Arroyos y Pergamino, advierte sobre el estrés hídrico y la ausencia de reservas de agua en el suelo, lo que podría deteriorar rápidamente los cultivos.
En Carlos Tejedor, Francisco Mendiverri relata la rápida transformación del paisaje: “La soja pasó de alcanzar la cintura a hojas secas en pocos días en un lote de 20 hectáreas”. Además, Dante Garciandia señala la escasez de agua para la ganadería y la compra desesperada de agua a precios elevados.
La situación también se complica en Trenque Lauquen, donde Matías Peluffo, productor tambero, destaca la disminución en las tasas de crecimiento de pasto debido a la falta de lluvia.
A pesar de estos desafíos, el último informe de la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR) sugiere un panorama alentador para la soja en la zona núcleo del país, con una producción estimada de 20,2 millones de toneladas y un rendimiento promedio de 41,2 quintales por hectárea. Sin embargo, la incertidumbre persiste, y los agricultores esperan lluvias en febrero para mantener el potencial de rendimiento.
La campaña agrícola enfrenta una encrucijada climática, y los próximos días serán decisivos para determinar el destino de las cosechas en el Oeste bonaerense.”